Guardianes de la galaxia

 

La deriva de estos guardianes del espacio, dado su abrumador éxito en la taquilla (y la crítica), abría así una nueva senda –extremada por “Deadpool” (2016), de Tim Miller, la sátira de superhéroes más absurda de todas–. Y como era de esperarse, “Guardianes de la galaxia” llegó con más de lo mismo, solo que a mayor escala. No solo más duración, sino también más personajes, más villanos y más efectos especiales con reminiscencias de los viajes psicotrópicos de la era de Cat Stevens.

Pues bien. No hay mucho que decir de la historia del filme, como no hay mucho que explicar sobre la trama argumental de un capítulo de “Tom y Jerry” o de “Bugs Bunny”. Y es que desde la concepción visual hasta el tono de la narración –salpicada de gestos socarrones y cómplices con el espectador, mucha acción  casi de “golpe y porrazo” (‘slapstick’)– todo es rápido y rocambolesco.

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